El Mirador de El Blanco

Desde la Pasarela del Río Azul, hasta el Mirador de El Blanco. Te invito a caminar con nosotros. Relatos a pie.

Con la meta de entender y conocer mas sobre el hermoso lugar donde vivo, es que me he propuesto recorrer de a poquito cada sendero por donde pueda ir. Aprendiendo a subir, a trekinear (con el permiso de la palabra) y a andar cuesta arriba y cuesta abajo.

Entrenando estoy segura que cada vez llegaré mas alto y mas lejos, aunque con llegar con mas oxígeno ya sería prueba superada para mi.

Este sábado, salí con Franco e hicimos una caminata pequeña. Teníamos un ratito y decidimos desayunar en la montaña. El recorrido fue lindo y sencillo. Desde la Pasarela del Río Azul, hasta el Mirador de El Blanco.

El sendero nos resultó simple. Un par de subidas (cortitas que igual requieren respiración) y ya estábamos ahí. El lugar es hermoso y como siempre valió la pena la visita.

Ser turista en el propio territorio era mi manera de describir mis ganas de conocer cada paisaje, pero en realidad no quiero ser una turista. 

Quiero ser lo mas lugareña posible y conocer la historia de cada rincón y cada sitio que me rodea y al que pertenezco.

Para mi, conocer un lugar es visitarlo en todas las estaciones del año. Porque no es lo mismo, todo el camino lleno de rosa mosqueta y hojas en el piso, que teñido de amarillo por las retamas o todo cubierto de nieve. Tendré que volver varias veces para descubrir cada paisaje y cada rincón. Tener la oportunidad de regresar cuando quiero es lo que me quita el rótulo de turista y me acerca mas al de puelense.

La Pasarela es un ícono de la zona y el clásico lugar de encuentro para muchos. ¿Tomamos unos mates en la pasarela? ¿Nos vemos en la pasarela y de ahí salimos?

Cruza de lado a lado el Río Azul, es un puente metálico colgante de un ancho generoso con capacidad para ocho personas.

Para quienes tenemos algo de vértigo, la verdad es que es fácil de atravesar. Las visuales están contenidas por la propia baranda y la estructura de acero y el vértigo no parece ser tan intenso cuando el cuerpo de siente seguro.

Puente colgante sobre el Río Azul en Lago Puelo. Rumbo al Blanco

Los días de viento se mueve un poco (algunas veces bastante) pero es muy cómodo de atravesar. Para los días de verano se puede vadear el río sin ir por el puente. La gente cruza de orilla a orilla sin problemas. Igual cuidado, que no es constante en su recorrido, tiene algunos rápidos y pozones, hay que analizar bien por donde cruzar.

Los que viven del otro lado del río y la pasarela les queda lejos, cruzan el Río Azul a caballo o con algún bote que dejan en la orilla para poder regresar.

Del otro lado de la Pasarela está la Comunidad Motoco – Cárdenas que han sido habitantes de Lago Puelo desde hace muchas generaciones.

Los apellidos de las familias mas conocidas y antiguas le dan nombre a los lugares. Los Cárdenas tienen una Cascada, los Motoco un Cerro, los Cayún un pozón y así podría seguir y seguir.

Sendero para el Mirador. Primera trepadita. Camino de Bosque. Rumbo al Blanco

Salimos a media mañana y antes del mediodía ya estábamos de vuelta. Mochilita con agua, algo de fruta y el mate. Un buzo porque estaba fresco y aunque el recorrido era simple, me llevé mi bastón de trekking, regalo anticipado de cumpleaños (voy para los 47 ahora nomás el 30 de marzo) ¡Es que moría de ganas de estrenarlo! 

En la salida al Cordón del Derrumbe me hizo falta y que mejor que haberlo recibido de regalo. 

El camino al Mirador del Blanco está a mano derecha después de cruzar la Pasarela, todo perfectamente señalizado.

Es el punto de partida para otros destinos como el Cerro Motoco, el Morrudo, la Cascada o Los Hitos, lugares que espero pronto tener la capacidad física para poder llegar y disfrutar. 

Tramo de segunda trepadita y ya casi llegamos. Rumbo al Blanco

El sendero hasta el mirador es ancho y lo utiliza la comunidad, los visitantes y el turismo, todo el año. El camino es de tierra, está bien cuidado y todo el recorrido estás sumergido en el bosque. 

Hacen de escenario, coíhues, oregones, cipreses, radales, pinos y otras especies. Lugar para la vida de una amplia variedad de aves e ideal para su avistaje. Podría hacer un libro ilustrado por cada hoja diferente que encontré por el camino o con cada pajarito que se escuchaba por ahí. 

A mano derecha mientras fuimos subiendo se abrieron pequeñas ventanas entre la vegetación que dejaban ver como corría el Río Azul y avanzaba entre las enormes piedras que hacen de lecho del río. El agua es bien cristalina y fuente de vida de todo el ecosistema que la rodea.

El Río Azul corre por la derecha del sendero abriendo paso. Rumbo al Blanco

Antes del Mirador, cruzamos una bajada donde es posible acercarse al río y darse un chapuzón o cargar algo de agua. Nosotros no bajamos esta vez, espero la próxima ir hasta ahí y disfrutar quizás de un almuerzo. Los carteles aseguraban tortas fritas y jugos, habría que ir a probar. 

Luego, el camino siguió subiendo un poco mas y después de una última trepada ¡llegamos! 

Última trepada para llegar al Mirador. Rumbo al Blanco

El día se puso mas templado y sumado al calor de la caminata ya estaba en remera antes de llegar. La subida al mirador es empinada pero cortita, subimos re tranquilos. con el río a la derecha y el Motoco a la izquierda hasta llegar a la parte mas alta donde unos banquitos de madera nos esperaban para desayunar.

 

Sendero al Mirador de El Blanco donde acompaña el Río Azul sobre la derecha en toda la subida. Rumbo al Blanco

 Armamos el mate, mientras iba cayendo gente al baile, un caminante encapuchado y solitario, un grupo de mujeres también llegó de a poquito y la Escuelita de Montaña de El Hoyo con unos quince niños y dos profes.

 Los peques como siempre son los que llamaron mi atención, se sentaron los mas valientes cerca del borde y los no tanto mas alejados y cuadernito en mano hicieron un dibujo de aquello que estaban viviendo. 

Acá se llega desde la Pasarela. Bajada del Río Blanco rodeada de vegetación patagónica. Rumbo al Blanco

La próxima vez aunque la fotografía me gusta mucho, iré por ahí con colores y papel. Podría ser una hermosa manera de vivir el momento, obliga a observar, a hacer una pausa, a elegir que dibujar y que dejar fuera y la inspiración jamás faltaría.

Fin del recorrido al mirador. Ahi nos sentamos a matear. Rumbo al Blanco

El camino termina ahí, barandas de madera y la imponente bajada de El Blanco que se abre paso entre las piedras, generando unos pequeños espejos de agua antes de llegar hasta abajo. Agua turquesa que proviene del Glaciar que da origen a su nombre. 

De la nada con un mate y un sendero, hicimos de la mañana de un sábado cualquiera, una mañana diferente, motivación suficiente para pensar en la próxima salida.

 Fué solo un momento, una mirada y saber cual era el camino que teníamos que tomar, porque como dice Vicentico, al final vas a estar allí. Gracias. 

Sábado de desayuno en plena montaña. Gracias totales! Rumbo al Blanco

Abrazos desde El Blanco.

Carla

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