Parque Nacional Lago Puelo.

En estos días de verano acá he pasado mis vacaciones en casa en Lago Puelo. Construir un motorhome nos tiene ocupados casi a diario pero pronto saldrá del patio a recorrer el mundo. Por el momento tiene miles de viajes en mi mente. Mientras pinto de celeste las paredes del dormitorio, sueño en lo hermoso que se verá en la playa.

Además de pintar, he estado haciendo varios Cursos Online, ya he asumido que jamás podré dejar de estudiar o capacitarme. Mi papá solía decirme la estudiante eterna, aunque ahora, con más de 70 años también él está estudiando (paradoja). Desde ese entonces me he dado permiso de disfrutar el querer aprenderlo todo. Tomé así entre varias cosas, un Taller de Escritura sobre Diarios de Viajes (Gracias Aniko Villalba) varios Talleres de Escritura de Diarios de Gratitud, de Sketchbook y de Escritura Creativa. Además un Curso de Confección de Mapas para Retratos de Ciudades entre otros más de Escritura e Ilustración.

Mapas subjetivos de viaje

Toda esta introducción es para contarles sobre este relato, donde espero compartirles mis propios mapas subjetivos de viaje. Esto es un mapa en particular les quiero hablar de mis propios recorridos y experiencias dentro del Parque Nacional Lago Puelo. Es un ejercicio que se los recomiendo a todos. Estar en modo viajera ha sido fantástico. Viajar es para mí transitar un lugar con una mirada renovada, sorprenderse y así descubrirse también y esto es perfectamente compatible con Lago Puelo.

Solía parecerme muy trillado el concepto de ser turista en la propia ciudad, pensaba que era una especie de premio consuelo para aquellos que no viajamos todo lo lejos que soñamos. Un mantra hecho para trotamundos que no se han tomado un avión en meses o en años. Sin embargo, poner en práctica este lema me hizo ver cosas nuevas en mi lugar de siempre.

Proyecto de scrapbooking y escritura. Cuaderno de Viajes.

Sentí muchas ganas de escribir, fotografiar y dibujar mi propia ciudad. Les quiero mostrar de esta manera mis lugares favoritos dentro del Parque Nacional Lago Puelo. Llevo viviendo en Puelo 17 años, pero luego de este relato sigo sintiendo que me falta mucho por recorrer.

Por Lago Puelo

Al lago se puede llegar de muchas formas, yo he ido en bici, caminando y en auto, también hay colectivos pero no he ido en cole aún. Desde dónde vivo hasta el Lago hay unos 3 kilómetros más o menos iniciando el recorrido en la Estación de Servicio YPF. Caminar hasta allá me toma como dos horas entre ida y vuelta (camino lento lo sé) en bici tardo unos 30 minutos y bueno en auto unos 10.

Desde que vivo en Puelo (2007) el Parque forma parte de la reserva de biosfera andino patagónica. Durante estos 17 años he ido al lago infinidad de veces y en todas las estaciones del año. Sin embargo, cada vez que estoy ahí siento que aún me falta mucho por aprender de este lugar. Supongo que 27.674 hectáreas no son fáciles de recorrer, ni siquiera las 18.100 hectáreas que conforman el parque (el resto es zona protegida y reserva nacional natural)

En verano el lago se llena de turismo, cada año ha ido incrementando la cantidad de gente. Calculen que nos visitan unas 25.000 personas por temporada (justo en proporción inversa a mi capacidad de socializar). Pareciera que el verano es la estación ideal para venir al lago, pero en mi caso no le es y prefiero el otoño sin dudarlo, mas callado supongo.

Son 57 kilómetros de costa bordeada de playas, acantilados y bosque, enclavados dentro de un valle en forma de L. Conteniendo 44 kilómetros cuadrados de lago de unos 180 metros de profundidad.

Lago Puelo descarga sus aguas a través del Río Puelo en el Oceáno Pacífico, ya del lado chileno y lo alimentan sus tres afluentes, El Río Azul, El Río Turbio y El Río Epuyén, formando parte de La Cuenca denominada Río Puelo, junto con el Río Tigre.

Todos sus ríos tienen un gran contenido de sedimentos glaciares que le brindan un color turquesa único al agua del lago. Los días de sol el color del agua se tiñe de un azul aún más profundo e intenso.

Uno de los lugares en que más disfruto en verano es “Las Piedritas” (así le decimos por acá) que es en realidad el sector que está cerca del Edificio de los Baños. Cómo su nombre lo indica su costa está repleta de piedritas. Los otros sectores del lago también tienen piedras, pero no es lo mismo para nada, porque les decimos de otra manera. Debido a su origen glaciar y su formación volcánica y granítica las piedras que se observan en la costa variedad de formas y colores.

En verano

Generalmente en verano me gusta ir a la tarde después de almorzar, la Ruta 16 me lleva directo al Portal del Lago, acompañada por el Cerro Currumahuida a mi izquierda y al frente siempre los Tres Picos. Un enorme pórtico de troncos tallados que construyeron este año da ahora la bienvenida al Parque. Desde ahí pasando el control del ingreso, donde los guardaparques reciben amablemente a todos, a mano izquierda siguiendo el camino de ripio que va para La Playita, se llega al Sector “Las Piedritas”.

Cuando voy en auto no siempre puedo estacionar a la sombra, pero habitualmente consigo lugar bajo algún arrayán. A menos de 30 metros del camino está la costa. Los días de más viento suelo quedarme algo alejada de la orilla, pero en realidad me gusta estar cerca del agua. Nunca viví un día igual al otro, como tampoco vi una persona igual a la otra y tampoco encontré dos piedritas iguales, cuyos colores varían del gris al negro, pasando por los rosados y los verdes. Todos diferentes, con pequeñas particularidades que hacen al lugar ser único.

Por las tardes

A la tarde, en los veranos, ya casi no hay lugar bajo los árboles que están sobre la costa y es probable que me encuentres bajo sol casi toda la tarde. El agua está helada para mí pero los días de mucho calor me han llevado a darme varios chapuzones. El origen fluvioglaciar del lago hace que sus aguas sean frías y transparentes (hablamos de 15°C) el agua del lago circula durante la primavera y el otoño y se estratifica durante el verano brindado una superficie más cálida (ahí ya estamos en unos 20°C en la superficie) y durante el invierno una superficie más fría (calculemos unos 10°C)

Los días de calor nunca son suficientes, el verdadero verano es corto y la temperatura varía de los 24°C a los 36°C. Cerca del agua siempre hay una pequeña brisa y las aguas son de un azul tan intenso y profundo que me da la sensación de estar frente a un cuadro de Van Gogh.

En el fondo como telón siempre se ven Los Tres Picos, de cumbres nevadas dividiendo de manera caprichosa el cielo de la tierra. En verano casi no hay nubes en el día y los atardeceres son mágicos cuando comienzan a pintarse de rosa y anaranjado. Siempre me sorprende alguna bandada de pájaros o el sonido de los teros y las bandurrias atravesando el cielo.

El Turbio. Lago Puelo

Del otro lado del lago está El Turbio, hogar de unas pocas familias entre ellas la de Juan el bisabuelo de mi nieto Liam, lugar que conocí en el 2020 y al que volvería sin dudarlo, pero eso será historia de otro relato. Hace poquito se estrenó un documental sobre El Turbio y ha sido muy movilizante la mirada y la forma con que ha sido encarado.

Volviendo a las Piedritas generalmente es lugar de familias o personas como yo, de más de 30 o bueno 40 (para los 50 me falta) donde a pesar de la cantidad de gente hay muy poco murmullo y se escucha el sonido de las olas en el lago o el mecer de las hojas de los árboles los días de viento.

Disfruto mucho de ese lugar. Me gusta ir con la bici, quedarme un rato, ver el agua, sentir el sol en la piel y volver a casa. Cuando me quiero quedar más tiempo prefiero ir en auto, para poder llevar el mate, alguna manta para tirarme, algún libro para leer, cuaderno, cartuchera y algo para comer. Podría llevar todo eso en la bici (lo sé) pero aún no le he hecho. Generalmente mis días de verano en el lago son así. Quietud y algo de soledad, aunque cuando voy con los chicos o con Franco también lo pasamos muy bien. Siempre es buen lugar para charlar. Tomar unos mates y pasar la tarde.

La Playita de Puelo

Más allá de Las Piedritas y siguiendo el camino de ripio se llega a La Playita, lugar que también me gusta muchísimo, hace unos años cerraron el camino para los autos y si llevas muchas cosas, da un poco de fiaca caminar con todo el bartulo hasta la arena, pero lo vale.

Pasar el día en La Playita ha sido parte de los rituales de muchos veranos. Es uno de los pocos lugares en la Patagonia con arena en sus costas, está siempre caliente y ahora hay mucha variedad de palos de los árboles que van cayendo, ya que no los levantan para preservar la naturaleza del lugar, las personas siempre son las culpables del descuido, la basura y la suciedad y en realidad la mala preservación somos la propia gente.

En La Playita también tengo mi árbol favorito que suele estar siempre ocupado, así me gusta caminar un poco más, bordeando el lago e instalarme en alguna roca ya más grande o en algún hueco cerca de la orilla.

Tengo hermosos recuerdos ahí. Mi primer verano en Lago Puelo lo pasé casi completo en La Playita, mi hijo tenía solo un año, íbamos casi todos los días y Simón creo que aprendió a nadar antes que a caminar. Recuerdo estar con él en el agua por horas. Quizás en ese entonces el agua no me parecía tan fría como ahora ¿quién sabe? También hemos disfrutado veranos con Rebeca, mi hija y compañera de aventuras.

El muelle y las piedritas

El tiempo va pasando y ya van solos al lago con sus amigos, donde los más osados van a tirarse de clavado (otros de palito) de lo que llamamos “Las Piedras” (cómo verán somos re originales para los nombres) Por mi parte aún no he ido a la piedra, me avergüenzo un poco la verdad, pero sería una buena meta para este año, tendría que ir a la Primera y luego a la Segunda y porque no continuar al Mirador de las Lechuzas. Sólo iría a caminar eso sí, porque no podría lanzarme al lago jamás.

Las idas al lago en bici durante los veranos, también me llevan a El Muelle. En la orilla están amarradas varias de las embarcaciones, que te llevan a recorrer el lago en toda su extensión y hay muchas opciones. No me subido aún a ninguna, excepto al gomón que nos ha llevado al Turbio. Supongo que es otro pendiente para la lista.

Desde el muelle y dependiendo de mi estado de ánimo, puedo ir a la izquierda si estoy feliz o a la derecha cuando quiero estar sola o no me siento tan bien, el agua se lleva mi mal humor la mayor parte del tiempo y me trae aires nuevos en cada ola que golpea la costa. Cuando estoy lista vuelvo a casa. Es como un espacio de meditación que funciona para mí.

Los otoños

Sin embargo, ir al lago en otoño es más espectacular que en verano. Amarillos, ocres, naranjas, rojos, toda la vegetación se tiñe de otoño, lengas, ñires, avellanos, arrayanes, álamos, manzanos, arbustos de rosa mosqueta. Mucha menos gente que en verano, los senderos ya cubiertos de hojarasca son todos míos y hay mucho silencio.

A veces cuando está nublado y el sol se escapa entre las gotas de lluvia, el lago es atravesado por el arcoíris. Imaginen la magia y la sensación de estar en el lugar y en el momento justo. Cada vez que veo un arco iris, me siento honrada, afortunada y orgullosa de mi misma por estar en el instante perfecto en el lugar adecuado.

Hay muchos senderos para recorrer, El Bosque de las Sombras, El Mirador del Lago, El Camino de los Antiguos Pobladores y otros más a los que aún no he ido (ya lo anoto en los pendientes). Es la estación perfecta para hacer fotos, caminar lento y disfrutar del parque en toda su extensión.

Invierno en Puelo

En invierno la cosa se pone interesante. Si me buscan en el lago en invierno seguro me encuentran en el Delta del Azul donde desemboca el Río en el Lago. A la derecha del estacionamiento, hay un pequeño camino que te lleva y me gusta sentarme en un tronco que hay cerca de la costa y que está reparado del viento, simplemente a observar. A veces necesito ir hasta ahí, no sé qué tiene ese lugar, pero es mi lugar especial. En invierno todo está blanco o casi blanco, la nieve que cae en los cerros cubre las laderas y pinta los árboles. Deja el paisaje como en los cuentos de navidad que vemos por la tele (aunque hemos tenido nevadas navideñas también).

Cada estación tiene su encanto incluso el invierno que puede ser algo solitario. Los barcos del muelle se mecen sobre las olas y todo está callado y vacío, yo sentada sobre los gaviones de piedras mirando al horizonte. Me siento privilegiada de vivir en este lugar y de saber que podré volver mañana si así lo quiero, porque realmente vivo en un paraíso.

Mis primaveras

La primavera explota de repente, no sé cómo lo hace, pero de estar todo gris. Una mañana al despertar, las retamas ya están en flor y las margaritas forman campos enteros de abejas trabajadoras y pinceladas blancas a penas cruzas el Portal para entrar al lago. La primavera en Puelo es para mate en las mesas de madera que están bajo los árboles. No importa si están lejos del agua, el trinar de los pájaros, el despertar de la naturaleza dormida por el invierno, todo eso es la primavera para mí. Puedo sentir todos los aromas dulces en cada brisa que me trae el viento y puedo sentirme parte de un ciclo cuando todo vuelve a tener vida.

En resumen

En este Relato les dejo por aquí abajo las páginas de mi Cuaderno de Viaje Parque Nacional Lago Puelo. Son muchos años, 17 para ser exactos y me gustó mucho haberlos bajado a un papel, y nada mejor que también compartirlo. Espero disfruten de cada página y pongan en marcha su propio proyecto.

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