Hace mucho tiempo que no publicaba algo, me he estado capacitando, preparando, leyendo, planificando, haciendo cursos, miles de cursos, investigando, aprendiendo, nutriéndome de información, tratando de que no se me escape nada. Desde hace mucho tiempo que he estado sumergida exclusivamente en el laberinto de la teoría.
Para que se entienda mejor ahí va un buen ejemplo de lo que quiero decir con teoría:
Imaginen que todos sabemos de la importancia de tomar agua, para muchos es algo tan simple como abrir la canilla y servirse un vaso, no?. Sin embargo en mi mente, y en la de muchas personas, navegan millones de pensamientos previos a beber agua. Sabemos que el agua es bueno para la salud, que necesitamos entre 2 o 3 litros por día. Descargamos una aplicación que nos recuerda el momento de tomar agua, nos hemos comprado como tres botellas, hemos leído que el agua es todo lo que se necesita para estar mejor. Para los fanáticos de la papelería, como yo, tenemos en un cuaderno una planilla con unos vasitos de agua dibujados por nosotros mismos que se supone debemos ir pintando a medida que vamos tomando agua.
Así lo inimaginable para retrasar todo lo posible el simple hecho de ir a la canilla y servirnos un vaso. Es decir, podría dedicar semanas a la teoría del agua y aún así no haber bebido ni un sorbo.
Trasladado a otras cosas, esto me pasa con la dieta y con el ejercicio físico, en este tengo un máster en análisis de mercado y teorías, que actividad es mejor, me he inscripto en gimnasios, caminatas, bicicleta, y ya no recuerdo cuantas más. He averiguado por todos lados, incluso reservado una clase, y a la hora de salir de casa y simplemente ir, algo sucede y cancelo.
Aprovecho para disculparme con la enorme cantidad de personas a las que les he pedido turno o me he comprometido y luego cancelé.
Esto es muy vergonzoso de contar y de vivir, aunque a algunos les parezca una boludez, para mí se ha convertido en un laberinto sin una salida aparente, donde me encuentro enredada en la teoría y donde nunca llego a la acción.
Todo este método teórico sin nada de práctica, me envuelve por completo. He planificado y desarrollado un sinfín de talleres y cursos que me gustaría dictar, he aprendido como generar contenido para las redes sociales, hecho capacitaciones de marketing digital, cursos de ilustración, cursos de escritura creativa, todo, pero todo, ha quedado ahí en una montaña de teoría acumulada y perdida en este laberinto mental que ni siquiera he dibujado aún.
La inacción ha pasado a ser la única acción real de estos últimos tiempos. Una mezcla de miedo y dudas sobre mi misma y mis capacidades, sobre si seré lo suficientemente buena o si tendré aceptación, incluso si tendré éxito. He recorrido en mi mente todos los caminos entre la idea, la planificación y el llevarla a cabo y siempre he llegado a la meta y algo me detiene justo antes de cruzarla.
Me pregunto qué es lo que me pasa, y me pregunto si seré la única en este mundo teórico. Miro con admiración a la gente que actúa, que no le teme a la acción, o mejor dicho, que si le teme pero actúa de todas formas, gente que no da vueltas en un montón de teorías y pensamientos.
Me veo navegando en mi cabeza, pensando que hermoso sería poder accionar ese botón tan pesado del hacer. Pensamientos rumiantes es el término que he encontrado y me parece muy adecuado y simbólico. Me imagino masticando y masticando mis propias palabras. No por nada padezco de bruxismo que ya me ha costado un par de muelas rotas y todo.
En google he encontrado más teoría sobre el tema y he descubierto la procrastinación. Si le sacamos todas las teorías y las excusas yo lo llamaría miedo, con una mezcla de inseguridad, algo de pereza y un poco de aburrimiento, frustración y ansiedad. Cuando era chica no había tiempo ni elementos para estar procastinando. Hacía y hacía y no me detenía a pensar ni a agradecer. Era casi lo opuesto a lo que soy hoy.
El manejo de las emociones no ha sido mi fuerte últimamente, o bueno…mejor dicho casi nunca. Me encuentro así ahora mismo, escribiendo esto para postergar a conciencia la simple tarea de levantarme del escritorio y salir a hacer las compras para la cena, que seguramente se me harán las 20.30 y aún no tendré ninguno de los ingredientes que necesito para preparar una comida saludable y termine haciendo unos horribles fideos con manteca.
Atrapada en este universo teórico, de planificar y planificar me encuentro muy cansada de estar así y simplemente no que hacer. Obviamente el verbo hacer ya me está diciendo un montón. Si sé que pensar, pero no se que hacer. Es desesperante.
Recuerdo que cuando era niña era súper impulsiva, no pensaba mucho antes de actuar, mi teoría es que soy de aries, se supone que debo ser un impulso andante, pero parece que tengo la luna en piscis y entonces ahí está la clave de mi alma. Hacer y pensar es parte de mi identidad, está en mi sangre….y BINGO!!
Eso es!! Está en mi sangre…Hace muchos meses que tengo serios problemas de circulación, mi sangre no está fluyendo como debe, se me duermen las piernas y las manos, mi cuerpo me está hablando y yo no estoy escuchando nada. La biodecodificación tendría una punta del ovillo para empezar a desenredar este lío. Mas teoría al respecto, supongo.
Todo este laberinto sobre quien soy, que quiero y que hago al respecto es un cuestionamiento eterno sobre porque tanta teoría y ninguna práctica, no hace mas que alimentar mi parálisis. Mi cuerpo me está enviando muchaaaaas señales.
Dar un primer paso, uno de verdad, me está costando mucho. Quizás estos renglones me ayuden a ordenar mis ideas, ayuden a otros como yo a ponerle nombre a la falta de movimiento. Tengo un enorme deseo….deseo de corazón salir del universo teórico y volver al práctico mundo de la acción.
El primer paso, ha sido por fin, darme permiso de equivocarme, de escribir sin miedo a que no sea perfecto, de dibujar sintiéndome libre de borrar si algo salió mal. De todos los cursos de ilustración y escritura que aún no he llevado a la práctica. Incluso tengo marcadores sin estrenar, he elegido por fin un cuaderno y he iniciado mi diario ilustrado.
Algo tan simple como hacer dos o tres garabatos y un par de palabras, agradeciendo las cosas que han pasado en el día. Esto me ha dado un enorme puntapié y he vuelto a dibujar casi sin darme cuenta. De paso puedo ver con claridad aquellas cosas que me perturban y aquellas que me encantan.
El simple hecho de garabatear un cuaderno y llevar a la acción. Aunque no sea perfecto, este diario, me devolvió por unos instantes la sensación del hacer. Todos tenemos nuestras formas, y nuestros caminos. Rescato la importancia de la acción. Repito, la importancia de la acción.
Mejor mal hecho que no hecho ¿no?
Espero que este relato sea el primer paso que me aleje de la teoría y me acerque a la práctica consciente de vivir en acción. Espero que este relato inspire a todos los que han llegado a este renglón a accionar. Al final la vida es corta, el café se enfría y el tiempo pasa.
Espero vernos mas seguido por acá y que todo lo que está en proceso de mental de ser creado llegue a buen puerto.
Abrazos.
Carla