Carta a una mujer de mi linaje

Escribí esta carta en un día de frío, casi bajo cero. Pensando en las mujeres de mi árbol genealógico, de mi linaje mientras trataba de entrar en calor con un café caliente en mi taza favorita. Afuera hiela, pero adentro la memoria se mantiene abrigada. Por que las palabras abrigan.

Jugaba con unas cartas como disparadoras y así nació esta correspondencia, pero no hay hay quién enviarla. María Luisa es la mujer más antigua en mi linaje de la que tengo una historia, cartas, postales, y fotografías. En todas hay flores y eso me resulta muy inspirador.

El oráculo
El oráculo

Me he dado cuenta que las flores ya son parte de mis cuentos y de mis escritos. Cada flor que descubro, cada palabra y cada evocación nacen del azar y del deseo de tender un hilo conductor entre mi presente y esas vidas, que de algún modo, me habitan. Me siento atravesada por las emociones que esto me genera y compartilas me hace sentir parte.

Sin más les comparto esta carta y espero me cuenten qué sensaciones les dejó a ustedes ¿Alguna escribieron algo para alguien pero nunca se lo dieron?

Carta a Maria Luisa:

María Luisa
María Luisa (1900-1921)

Querida María Luisa

Te escribo esta carta, aunque nosotras no nos conocemos. Nacimos en siglos diferentes: vos en el 1800, yo en el 1900. Hoy es 30 de junio del 2025. Han pasado décadas, y sin embargo hace algunos meses, te vi mientras dormía.

Llevabas puesto tu vestido de bodas, ese con el que te enterraron tus padres, cuando la neumonía no te dejó opción. Eras tan joven. Lo paradójico es que casi 200 años después todavía hay gente que muere de neumonía, Creo que deberías quitarle algo de culpa a tu prometido que siendo médico no logró hacer nada.

Tu vestido era hermoso, por cierto. Las rosas bordadas fueron un detalle conmovedor. Conservo todas las cosas tuyas que me llegaron y en la mayoría hay flores dibujadas.

A propósito, Soy Carla, tendría que presentarme ¿no?

Mi bisabuela Ester Baldi vivió en tu casa después que moriste. Ella decía que tus padres eran sus tíos, es decir que ustedes eran primas y por ende nosotras somos primas segundas. No hay ningún documento que lo ratifique. Investigué mucho a nivel de obsesionarme por saber cada detalle.

Cuando moriste mi bisabuela ya estaba embrazada de mi abuela. Su familia no aceptó eso, o quizás ella no quiso ser una carga para su madre que ya tenía como diez hijos. Cuando nació mi abuela se fue de Uruguay a Argentina. No tengo idea dónde dejó a su hija, y del padre de mi abuela sólo se su nombre: Ricardo Igarzabal.  

Ella se fue a vivir a tu casa en Buenos Aires con tus padres, vos ya no estabas. Luego de alguna manera también llevó a su hija a vivir ahí. Lamento decirte que tu madre murió de tristeza muy pronto. Quizás tu papá vió en ellas un reemplazo ¿no? eso dirían ahora las constelaciones y la terapia, te lo explico en la próxima carta.

El caso es que soy la heredera de lo que llamamos “La Caja de María Luisa”. Un pequeño cofre de madera que contiene: tarjetas de cumpleaños hechas en papel vegetal, algunas postales y una foto en blanco y negro con tu mamá. Ahora se pueden pasar a color, pero no sirvió de nada, están vestidas de luto, eso no tiene opciones.  

En tus manos tenés un pequeño librito y una cartera colgante. Llevás un tapado de cuero con cuello de piel, y unos zapatos acordonados que, te confieso, me encantaría robarte. Me pregunto qué hay detrás de tus ojos, uno más chiquito que el otro, algo desviados. En eso nos parecemos, también tenemos el mismo cuello, largo y ancho. Los sombreros que están usando se ven sofisticados. Ya no usamos de esos, una lástima.

En las fotos que tengo donde eras chiquita se te veía sonriente y feliz, pero algo pasó. En tu adolescencia esa mirada se opacó. Imagino que te sentías sola, hija única con una amiga lejana con la que sólo hablaban a través de postales debió ser solitario.

En mi sueño no estabas en paz, tratabas de darme un mensaje, pero mi alma se negó a escucharte. Por eso te escribo esta carta, para decirte que lo lamento, para pedirte perdón. No supe cómo hablarte, y menos cómo escucharte, tal vez las dos necesitábamos esa conversación, no sé.

En una de las postales escribiste: “El lenguaje de las flores no es mudo, sino que dice lo que uno anhela”. Me pregunto si las rosas de tu vestido de novia eran tu anhelo, si las flores de plástico de tu tumba – también rosas – hablaban por vos.

Hay soledades pequeñas que abrigan y otras que estremecen de frío. Pero si sentís que esta soledad es grande alegrate. Pues ¿qué sería una soledad que no tuviera su grandeza? Solo hay una soledad. Es grande y difícil de soportar. ¿Será esto lo que querías decir? ¿Cómo saberlo no?

Lamento no haber estado dispuesta antes, pero ahora sí estoy lista, si querés contarme algo de tu vida o de tu muerte, acá estoy para escucharte. Generalmente sueño mucho, alrededor de las tres de la mañana sería la mejor hora, vos vení, yo voy a estar esperándote.

La bóveda familiar donde te enterraron, ya no existe. ¿Recordás sus tres subsuelos, la escalera caracol y los cajones apilados? En un momento no hubo más espacio y te sacaron de ahí. Quizás por eso andás bollando. Quizás por eso tratás de contar tu verdad ¿no? O tal vez estás tratando de averiguarla. Sos mi familiar más lejano en el tiempo del que tengo cosas tangibles. Las guardo como tesoros y ojalá vuelvas a visitarme.

Un abrazo prima.

Con amor. Carla

PD: Si tenés dudas sobre tu muerte, hay algo que tampoco ha cambiado en estos 200 años. El asesino siempre es el mayordomo, obvio.

De tus palabras

Leí cada postal que tengo. Hoy rescato estas palabras de tu madrina también llamada María Luisa. Escritas eel 12 de diciembre de 1905.

Si las flores con su fragancia
Son portadoras de mil afectos
Mi corazón se une a ellas
Para felicitar a mi ahijada
Por los buenos premios
obtenidos en el presente año.

Recuerdos.

María Luisa P. de Ziegler
12.12.1905
Postal año 1905
Postal año 1905

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2 comentarios en “Carta a una mujer de mi linaje”

    1. Gracias Martín. Resitiendo en la escritura en dónde la palabra blog está pasada de moda, me dí el permiso de disfrutar de mi propio espacio sin disfrazarlo de sitio web. Me alegra que usaras «blog» para definir. Abrazo

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