Subida a la Virgen. Ser de Puelo.

La subida a la Virgen. Un paseo en familia. Con un pequeño desafío y acompañada de mis hijos y mi perra. Ser de Puelo es único.

Era Viernes Santo y a pesar de no haber ejercido el catolicismo en los últimos años, aún parecen quedar en mi memoria, o en mi alma (como quieran decirle) lo aprendido en mi infancia, mas precisamente en catequesis.

Así como el arbolito ya no define mi navidad y los huevos de chocolate ya no definen mis pascuas, la subida a la Virgen no define mi fe, pero me pareció un buen día para tener este encuentro.

Era la primera vez que encaraba la subida a la Virgen, su Gruta está sobre la ladera del Currumahuida y la veo desde el pueblo como un puntito blanco, seguramente por mi escasa visión.

El sol, mis hijos y mi perra me acompañaron en el andar, cada uno a su manera y cada quien a su tiempo. Encaramos la calle al costadito del cementerio, que dicho de paso ya tiene mas parcelas de las que recordaba. La gente no sólo nace parece que también, muere.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

Unas escaleras de troncos y piedras fueron el inicio del ascenso. En los primeros metros ya se notaba que el camino sería todo para arriba y en zig zag. Tal como lo esperaba el cambio de aire tardó un poco en llegar y los miradores hacia el pueblo nos brindaron oxigeno a mis pulmones, agua para Uma y unas vainillas para Simón y Rebeca.

Nos rodearon árboles y bosque, senderos de pinocha acolchonada y piedras que fueron esculpidas en la era glaciar y que usamos como peldaños de una escalera natural. La flora y la fauna de la selva valdiviana proveniente de Chile, nos rodeó todo el camino, la vegetación ha ido encontrando su lugar en estas montañas, así como lo hicieron luego los primeros pobladores y las primeras familias de Lago Puelo, también provenientes del país vecino.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

En un ratito ya estábamos en el primer mirador sobre el faldeo del Currumahuida (Cerro Negro en lengua mapuche) y el pueblo se veía como de postal. Unos metros mas arriba subiendo por el sendero nos detuvimos también en un segundo mirador, con mesita de madera incluída a la que le faltaron unos mates según dijo Simón.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

Acá nos quedamos, por unos momentos, sintiendo el sol en la cara y buscando entre las calles del pueblo nuestra casa. Menos mal que iba con los chicos, porque sino mi escasa visión y pésima orientación me hubieran llevado a cualquier parte.

La naturaleza por otro lado, se llevó todas mis miradas, aún puedo distinguir amarillos de verdes. A la izquierda el espejo de agua del lago rodeado por los Tres Picos. De frente el Río Azul y alrededor la magia del bosque, el otoño, la romántica caída de las hojas y la mosqueta repleta de frutos me volvieron a recordar porque amo este lugar.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

Sin embargo, desde ahí arriba no se ve lo que pasa realmente ahí abajo. Detrás de cada álamo estamos nosotros, las personas y en Lago Puelo somos como una sopa de letras de lejos todos parecemos iguales, pero no lo somos.

Me atrevo a incluirme en el plato porque llevo ya 16 años en este lugar, me siento como una puelense, aunque mucho de mi vida ha transcurrido en el conurbano bonaerense, hoy tengo mis raíces bien puestas en la Patagonia.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

Arriba todo parece de ensueño pero abajo la cosa no es tan mágica. En Lago Puelo por ejemplo, se nos corta la luz y se nos corta el agua, se nos queman los bosques, por supuesto justo cuando se nos corta el agua.

Se nos secan las plazas, se nos despintan los juegos, los cordones, la ruta. Se nos rompen las calles y entonces se nos rompen los autos y cuando llueve se nos corta internet o no hay señal de celular porque sopla el viento.

Quizás nieva entonces se nos cierran los caminos, se cierran las escuelas porque se nos corta el gas. Hace frío, se nos queman las casas por algún descuido en la salamandra. Se nos resbalan los autos, porque cae la helada, y nadie se levantó a echarle sal a la ruta.

Mas allá de las quejas, desde que estoy en Lago Puelo jamás he visto tanto abandono. Somos un pueblo olvidado decían por ahí, pero nosotros a mi entender, también hemos olvidado el pueblo que fuimos, el pueblo que podemos ser.

La naturaleza que ayer nos rodeaba para abrazarnos, hoy se defiende de las políticas menos naturales de la historia. El pueblo y la gente, que ayer nos enorgullecía, hoy se defiende de las políticas que menos nos enorgullecen de la historia.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

Cuando llegué a Lago Puelo, en el invierno del 2007 traía conmigo (al igual que todos me imagino) no sólo a Simón con sus seis meses y a mi pasado de mas de treinta años, sino también mis ilusiones, miedos, sueños y una idea de futuro.

No puedo imaginar lo que habrán sentido mis abuelos cuando dejaron España, donde en el barco que los traía no cabían muchos mas sueños que en mi Renault y donde el miedo que los hizo dejar su hogar, fue el que usaron para construir uno nuevo en este país.

No es fácil emigrar, pero tampoco es fácil permanecer y no hacerlo.

Llegar a un lugar de ensueños es mágico de verdad. La sensación de que todo lo que pasa es hermoso dura poquito, pero mientras tanto fuí Alicia en el País de las Maravillas.

Cuando llegamos vivimos un tiempo en el Paraje Las Golondrinas, páramo de chacras, en una casa enorme, con fantasmas, gatos, perros, manzanares, hongos y nogales. Fue como en las películas y lo mas cercano a mi idea de vivir en la montaña.

Jamás había visto las cuatro estaciones como ese primer año. El invierno fue blanco de verdad, nevó, prendimos chimenea, estuvimos abrigados, muy abrigados. La primavera bellísima, las flores silvestres salpicaron el valle de colores, los chochos sin duda mis preferidos. El verano, caluroso y en el lago, el agua cristalina y helada. El otoño lo mejor lluvia, sol, arco iris, rojos y naranjas.

Luego de ese tiempo de asombro y tibieza en el corazón comencé inevitablemente a formar parte de la gente de Lago Puelo. Me sentía como en este mirador. Observante desde arriba y desde afuera, rodeada de naturaleza y bosque.

Gente, de esa que hablamos Serrat y yo en el Relato del Cordón Del Derrumbe. Me volví del lugar, como su gente, con pequeños problemas, pequeños temas y pequeños amores, con pequeños sueldos, pequeñas campañas, pequeñas hazañas y pequeños errores.

El lugar no se si me cambió o me trajo de vuelta a mi misma, quién lo sabría. Haber tenido el tiempo y el espacio para ser yo misma fue importante, pero también abrumador.

La caminata continuó. Nos movimos hasta la Virgen y no fuimos los únicos, se ve que la gente también sintió algo de en Viernes Santo.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

La Virgen nos esperaba con los brazos abiertos, como corresponde a una madre siempre dispuesta a recibir a sus hijos quienes a cambio de alguna limosna le exigimos algún tipo milagro personalizado.

Dos señoras que si habían llevado el termo descansaban en el deck que hay debajo de la Gruta.

En este pueblo aún se saluda, aún se conversa. Unos chicos en bajada con un perrito blanco y otros en subida con mochila y bastones azules. Buenas tardes y Felices Pascuas fueron parte del intercambio.

Sin darnos cuenta dejamos nuestra ofrenda en forma de promesa. Volveremos a subir y agregaremos los 2 kilómetros en ascenso que nos faltaron para llegar a La Cruz y quizás recorramos el Faldeo hasta la playita.

A mi memoria llegó la Virgen de Lourdes, siempre presente, imposible no recordar mi infancia bajo los eucaliptus de la iglesia. Traté de transmitirles a mis hijos algo de esa vida pero creo que no tuve éxito. Espero tener mejor suerte con ustedes.

La bajada fué rápida. Rebe la hizo corriendo con Uma y antes de llegar abajo, un nuevo grupo de peregrinos emprendían la subida. Quizás se nos corte la luz, pero aún nos queda la esperanza. Buenas tardes nos dijimos.

En mi mente sonaba una canción…es hermoso ver bajar de la montaña…pero se me cruzó de repente otra música…en un bosque de la china, una china se perdió, como yo andaba perdido nos encontramos los dos…y bueno…no soy dueña de mi memoria…pero el ritmo que me falta para caminar quizás lo obtenga cantando y sonriendo.

Subida a la Virgen. Ser de Puelo

 

Abrazo

Carla

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