El laberinto del tiempo

El tiempo es para mi una trampa. Pasa matemáticamente, el planeta gira y pasó un día, dio la vuelta al sol y se fue un año, sin embargo, nunca es igual para todos.

El tiempo es una magnitud física con la que se mide la duración o separación de acontecimientos.

Definición de Diccionario de la Real Academia Española

Hace unos días escuchaba a Costa la Contadora, la descubrí de casualidad perdiendo el tiempo en el face. Si aún no la conocen, la recomiendo ampliamente, tiene muchos relatos contados de manera única, a mi me gusta mucho escucharla. En esta ocasión ella estaba hablando sobre el paso del tiempo.

Nos pasamos esperando que llegue el momento que estamos esperando. Hablaba de cuando en un parpadeo la vida se nos pasó y de la importancia de mirar y de vivir el momento que transcurre, no el que vendrá, sino ese que está sucediendo.

¡En sí el presente!

En mi vida cotidiana, en esa con horarios que racionan mi tiempo, son las 15.00 de la tarde y sé que en una hora tengo que ir a retirar a Rebeca (mi hija) de la escuela, que necesito hacer unas compras antes de volver y alrededor de las 18.00 tenemos que salir a comprar los útiles que le faltan, antes de las 20.30 que me cierran los negocios. Mientras tanto Simón (mi hijo) a la vez tiene que ir a entrenar.

Seguramente están leyendo esto ahora, y aquello de ir a buscar a mi hija a la escuela, ya pasó en realidad.

Uno de los interrogantes que tengo a diario son ¿Este es el tiempo del que dispongo hoy? Cronometrado con reloj, medido con almanaque, repartido en responsabilidades. Rebeca va al secundario, porque a los trece años es momento de estudiar. Simón tiene dieciséis también va al secundario. Es tiempo de estar en la escuela ¿no?

En cambio mi tiempo es del trabajo, porque es mi tiempo de producir y consumir. Eso es la vida normal ¿no?. Hoy de hecho, consumiremos útiles escolares, que compraré con mi tiempo y en mi tiempo.

Quizás pueda aprovechar la salida y después de la librería pasar a tomar un helado. Porque no tengo tanto apuro para volver, podría tomarme el tiempo, hacer una pausa, tener un momento robado. Menos mal que me gusta ir a la librería, sino la tarea de comprar útiles además, sería desgastante.

A diario, semanalmente, año tras año, está ahí, sucediendo.

Estoy atrapada en el laberinto del tiempo y no estoy sola. Somos muchos aquí.

Son las 15.30 y ya no tengo mucho mas espacio por ahora, tengo que ir a buscar a Rebe a la escuela. Pero hoy pienso detener el reloj y robarle un momento para tomar un helado.

Imagino que cada quien lleva su propio reloj, que se mueve a ritmo propio y que jamás es constante. El tiempo de cada uno es tan propio como el ADN o como las huellas digitales.

Cuando era niña y después cuando fui madre lo primero que nos enseñan y después enseñamos es a esperar.

La paciencia es una virtud.

Solía decir mi tía Esther.

Creo sin embargo, que hay mucho de improvisación. Esperar que la leche se enfríe, sentada frente a la tasa no agiliza el trámite pero, si me pongo a hacer otra cosa y olvido la leche, seguramente cuando vuelva va a estar tan helada que habrá que esperar a que se caliente de nuevo. Esperar no parece ser un buen uso del tiempo. Correr todo el día sin registrar nada tampoco. ¿Entonces? ¿Cómo se sale de este laberinto?

Este laberinto es una trampa. Una enorme telaraña que nosotros mismos construimos.

 

El tiempo

 

Cuanto mas tiempo pasamos dentro de este laberinto, mas pendientes estamos. ¿Cuándo encontramos la salida? Cuando la hora se nos pasó.

La fecha de entrega de la tarea era para ayer, el momento de tener hijos terminó, el tiempo libre tiene muchos límites, el espacio para vivir también tiene un final.

No sé como funciona este laberinto. Desde hace siglos somos muchos atrapados aquí.

Salvo en los momentos ínfimos de espontaneidad ¿qué hacemos el resto?

Quizás por eso me siento atrapada en el Laberinto de la Rutina. La vida fluye, avanza, siempre es lineal, mañana tarde y noche, en ese orden, de lunes a viernes, de enero a diciembre, desde que nacemos hasta que morimos.

¿Así es la vida? ¿Así es este laberinto cronometrado? ¿Cuándo hay pausas? ¿Cuándo detenemos el reloj?

A mi en particular, lo que me pasa es que cuando hago cosas que me gustan, que me hacen feliz, el tiempo no existe, no pienso en él. No sé si el tiempo se detuvo o pasó tan rápido que parece que no existió. Cuando hago cosas que no me gustan, el tiempo se hace largo y pesado, parece que no pasara mas.

¿Dónde se siente el paso de los años? ¿En la piel, en el cuerpo, en la mente, en la edad, en el alma?

No trato de entender. Sería muy pretencioso de mi parte. Pero si trato de buscar en este laberinto aquellos rincones que no tengan horarios. Al fin y al cabo no se puede estar todo el tiempo midiéndolo todo.

El sentido se descubre con el tiempo y eso es una paradoja. La vida se acaba cuando llega la muerte, mientras tanto aún nos queda mucho.

¿Tiempo para qué? Tiene entonces un sentido de realización. En mi vida tengo que tener un propósito? ¿Cuál es mi propósito? ¿Es estar atrapada? ¿Cómo salgo?

Necesito tomarme un respiro para pensar en esto ¿Cuánto? No lo sé.

Si empezamos a morir desde el día que nacemos ¿Vivir es una especie de pérdida de tiempo? ¿Vamos descontando desde el primer día los días que nos quedan por delante?

No quiero vivir muriendo. El tiempo es una oportunidad, cada instante es nuevo presente, que sean momentos de pausa que ¡perdamos el tiempo! sin perdernos en el tiempo.

Así la vida serán sólo momentos de muchos tiempos robados. A veces, el tiempo me abruma, sobretodo cuando me detengo a pensar en él. Estoy llena de ayeres y mañanas.

Son las 16.10, llego tarde, me voy a retirar a mi hija de la escuela. Quizás tomemos un helado y pasemos un tiempo juntas.

 

Los que saben dicen que a mi me queda menos tiempo que a ella, dentro de este laberinto.

 

Extracto del Libro Memorias del Fuego de José Luis Galeano.

 

El tiempo

Imagen del Calendario Maya. Ilustración propia. Técnica Marcadores

En trece días, yo barrí seis veces, trabajé unas 80 horas, puse nueve lavarropas y preparé veintiséis comidas. ¿Nada mal no?

 

El tiempo

 

Nada es para siempre.

El café se enfría.

El helado se derrite.

El tiempo pasa

Abrazos

Carla

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