Quinta Aumentada. Cierre del 2024

Quinta Aumentada es más que un Taller de Canto, es un refugio y un espacio donde la música y la naturaleza se entrelazan como la magia. Bajo la dirección de Flor Barris, este taller se ha convertido en un punto de encuentro para mi esencia y mis emociones. Cierre de un 2024 increíble, movilizante y pleno de crecimiento personal.

La casa que alberga este espacio, está ubicada en Villa del Lago, en Lago Puelo y está rodeada de un jardín vibrante y lleno de vida. Cada rincón cuenta una historia de trabajo, resistencia y belleza. Cantar ha sido uno de mis desafíos de este año. En este Taller no sólo tomé clases, también construí lazos, entre mi voz y la de otros. Me he encontrado con gente única y estoy muy agradecida por eso.

En Quinta Aumentada sólo he vivido dos estaciones. El invierno y la primavera. Mi viaje comenzó en agosto, cuando las hojas caídas y el frío invernal me acompañaban en una etapa llamémosla de introspección y cierro el año muy emocionada por el próximo verano que seguro vendrá lleno de música.

El silencio del Invierno

La llegada a este lugar fue como un crisol de emociones. Cuando comencé a tomar clases yo me sentía miedosa y paralizada. Me recibieron el cálido ronroneo de una gata blanca y lanuda que maullaba mientras me pensaba almohadón y los ladridos de Mollo. Su magnífico oído perruno le permitió reconocer mis propios ladridos, y juntos rendimos homenaje a su nombre, cuando en la segunda clase quise cantar Como un Cuento de Divididos. Canción que junto a otras ya tiene un apartado en mi carpeta titulado: Aún no Señora.

En el silencio del invierno, atravesar la tranquerita de madera azul para recorrer el jardín que antecede a Quinta Aumentada fue al principio muy intimidante, pero como su nombre lo indica, no es un simple Do Mi Sol, sino que en este bello lugar el Sol siempre está sostenido y hay una luz especial brillando aunque el día esté nublado.

Allá lejos en agosto, atravesaba mi propio invierno. Como las ramas del jardín, abandonadas por las hojas, me mecía un viento que me obligaba a resistir. Con un crujir innegable y un rechinar silencioso que no había vivido en ninguno de mis otros inviernos.

Afuera y adentro me sentía gris, algo azulada por momentos, pero lejos del cobalto o el ultramar, este azul era pálido, casi lapislázuli. Nublado. Lluvioso. Como si una lenta tristeza se hubiera apoderado de mi cuerpo y me hubiera exiliado de mi misma. Es tan hábil la tristeza, que incluso se vuelve peligrosamente agradable, como una compañía embriagadora y nostálgica.

Pero otras veces se vuelve amarga, intensa y espinosa como los cactus que habitan al lado de la ventana. Así de rota me sentía.

En resumen se entiende ¿no? me sentía como el orto. Me sentaba cada lunes frente a la ventana y no lograba ver más allá del vidrio. A veces podemos ser tan crueles con nosotros mismos y enfocar en cualquier parte. ¿No?

Primer Íntimo. Cantares.

Una vez por mes los alumnos nos juntamos a cantar. El encuentro se llama Íntimo y hay una consigna para elegir una canción.

Para el primer íntimo elegí Cantares de Serrat, tenía que ser una canción que hablara de mí. No podría haber elegido otra cosa en ese momento. Caminante no hay camino y yo necesitaba hacer mi propio camino. Ver la senda que nunca habría de volver a pisar. Como un mantra que me recordara que, aunque el presente se sentía pesado, cada paso era una elección hacia algo diferente.

Mi mirada se mantenía fija en el suelo, incapaz de visualizar el horizonte ni nada. El salón de Flor, su piso blanco y negro, en damero me llevaron arriba del escenario, como un caballo de ajedrez gastado, otra canción en el apartado Aún no señora. Todos fueron muy atentos en la escucha y con aplausos y todo bajé del escenario colorada de vergüenza y alegría por haberme atrevido a cantar.

Segundo Íntimo. Todo Cambia en Quinta Aumentada.

Llegó el íntimo número dos para mí, la consigna: Elegir una canción que había cantado algún compañero y simplemente robarla. El íntimo del Choreo es el nombre oficial. Cecilia una compañera del Taller, había cantado Todo Cambia.

Otra vez el universo dándome señales. Más que obvias. ¿No? Con mas coraje y menos metida para adentro canté. Así cómo todo cambia que yo cambie no es extraño y de alguna manera me lo creí. De alguna manera tenía que salir de agujero interior y así sucedió.

La magia de la Primavera

Como pajarillo errante rumbo a mi primavera. Un día las nubes se corrieron y el sol salió. No fue magia, hubo mucho trabajo. Pero algo pasó en mi propio jardín y dejé brotar las flores, a Flor especialmente. Como un gorrión comencé a tutearme con las nubes, fui bebiendo el té que se sirve antes de vocalizar, dejé de sentir pena mí y por el canario. También dejé de envidiar al halcón.

Flor y la primavera me regalaron colores, aromas y comencé a oler las flores que acaban de salir. Quinta Aumentada se volvió un oasis de belleza y serenidad. Siempre lo había sido, en realidad, pero yo no estaba consciente de esto.

El jardín, que antes había sido solo un fondo, se convirtió en parte de un escenario donde cada acorde de guitarra y cada melodía se entrelazaron con el susurro del viento. Las libélulas danzaban entre las flores, las mariposas jugueteaban en el aire, y todo cobró vida. Aprendí a inhalar profundamente y a llenar mis pulmones con el aire fresco.

Tercer Íntimo. Como un gorrión.

Con Marta, una de mis compañeras de clases, hicimos el íntimo número tres, bajo la consigna: Cantar a dúo y cantamos Cómo un gorrión de Serrat. No sé hoy como agradecer ese despertar a la vida y la oportunidad de hacer esta canción con ella. Los ensayos fueron a pura sonrisa y sólo admiración por todo lo que transmite su voz.

Un Atardecer de Verano

Ayer en pleno atardecer de verano. fue el último íntimo del año.

Cuarto Íntimo en Quinta Aumentada.

Ayer domingo 29 canté Al Atardecer de los Piojos. Ojos abiertos, mirada en alto y una voz mucho más firme y fuerte que la de aquel agosto. Canté con todo lo que tenía para dar. Fue hermoso. Flor tocó la guitarra, hizo los coros. Todo salió impecable. Por lo menos así lo viví yo, incluso cuando me equivoqué en un pedacito de la letra.

No sólo puedo más allá de la ventana, sino que ayer disfruté de una tarde muy bella, junto a muchos de los integrantes de este Taller. Rodeada del jardín, de la abundancia y la generosidad de Quinta Aumentada. Me sentí diáfana entre los contrastes de reflejos y sombras, que ya no me abruman como antes. Las magnolias nos regalaron sus flores y sentada junto a Elsa la mamá de Flor me sentí parte de la historia de este lugar.

Sólo me queda decir: Gracias. Gracias totales. Ya no me siento gris, sino parte del contraluz entre los verdes, blancos, naranjas y violetas que le dan vida al enorme jardín que ha sido testigo de la transformación de mi silencio a esta pequeña voz que ha comenzado a cantar. Cada estación me ha enseñado algo invaluable y espero con ansias lo que tendrá este verano preparado para mí.

Gracias Quinta Aumentada.

Gracias de corazón. Estoy segura que el apartado de Aún no Señora seguirá mutando al igual que yo. Un canto de gratitud resuena en mi corazón por haberme guiado a este jardín, por haberme permitido florecer entre sus plantas y por haber aprendido que, a veces, la música a veces comienza en el silencio.

Se ha cerrado un año y cuando todo parece estar perdido es cuando hay que ofrecer el corazón. El mío se llenó de música y gratitud. Está listo para abrazar el verano que se avecina. Me siento parte de algo hermoso y es un honor cerrar el año con tantos aplausos.

Cierro este relato pero abro un nuevo capítulo en mi vida. Gracias Flor, a tu jardín lleno de luz y a cada uno de mis compañeros del taller. Este verano promete igual de musical y vibrante. Estoy lista para seguir creciendo, aprendiendo y cantando. He encontrado mi voz, y no hay nada más hermoso que eso. ¡Feliz año nuevo! Que cada uno de nosotros siga floreciendo y creando jardines propios.

Abrazos a todo el Equipazo de Quinta Aumentada.

Carla